¡Buenos días! ¡Buenas tardes! ¡Buenas noches!
Las palabras surgen de su boca sin sentido. En ocasiones ni coinciden con el momento del día, pero a Víctor, le da igual. Sumergido como cada jornada en la monotonía del trayecto de bus, intenta pasar desapercibido delante de las miradas de las muchas personas que suben al vehículo.
-Por favor, pasen al fondo-grita malhumorado mientras da un repaso al perímetro de su metro cuadrado.
Un día como otro cualquiera, llega a su nariz un olor intenso que le lleva a recordar su niñez. Levanta la mirada del volante y busca. Ahí, justo al lado suyo, un indigente con un curioso sombrero lleno de flores frescas lo mira con curiosidad y hasta con cierta tristeza, e impetuoso le dice a Víctor:
-Te he estado observando, y no puedo resistirme. Toma esta flor, mírala bien. Te la entrego para que no olvides que fuera siempre existe vida- y le da una linda margarita que Víctor acepta rompiendo por primera vez en mucho tiempo su autismo y viendo en ella, una oportunidad de vida.
En ocasiones, los actos más sencillos son los que más pueden cambiar nuestro rumbo. Tan solo hay que estar abiertos y no perder la oportunidad. En cualquier esquina puede que nos esté esperando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por tus aportaciones!